Martín Fierro (Capítulo 1°) - José Hernández
http://www.youtube.com/watch?v=Tzjtxesaffs&feature=related
Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena extraordinaria
como la ave solitaria
con el cantar se consuela.
Pido a los Santos del Cielo
que ayuden mi pensamiento;
les pido en este momento
que voy a cantar mi historia
me refresquen la memoria
y aclaren mi entendimiento.
Vengan Santos milagrosos,
vengan todos en mi ayuda,
que la lengua se me añuda
y se me turba la vista.
Pido a mi Dios que me asista
en una ocasión tan ruda.
Yo he visto muchos cantores,
con famas bien obtenidas,
y que después de adquiridas
no las quieren sustentar.
Parece que sin largar
se cansaron en partidas
Mas ande otro criollo pasa,
Martín Fierro ha de pasar;
nada lo hace recular
ni los fantasmas lo espantan,
y dende que todos cantan
yo también quiero cantar
Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar
al pie del eterno padre:
dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.
Que no se trabe mi lengua
ni me falte la palabra:
que el cantar mi gloria labra
y poniéndome a cantar,
cantando me han de encontrar
aunque la Tierra se abra.
Yo no soy cantor letrao,
mas si me pongo a cantar
no tengo cuándo acabar
y me envejezco cantando:
las coplas me van brotando
como agua de manantial.
Con la guitarra en la mano
ni las moscas se me arriman,
naides me pone el pie encima,
y cuando el pecho se entona,
hago gemir a la prima
y llorar a la bordona.
Yo soy toro en mi rodeo
y torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por güeno
y si me quieren probar,
salgan otros a cantar
y veremos quién es menos.
No me hago al lao de la güeya
aunque vengan degollando,
con los blandos yo soy blando
y soy duro con los duros,
y ninguno en un apuro
me ha visto andar tutubiando.
En el peligro, ¡qué Cristos!
El corazón se me enancha,
pues toda la tierra es cancha,
y de eso naides se asombre:
el que se tiene por hombre
donde quiere hace pata ancha.
Soy gaucho, y entiendaló
como mi lengua lo explica:
para mí la Tierra es chica
y pudiera ser mayor;
ni la víbora me pica
ni quema mi frente el Sol.
Nací como nace el peje
en el fondo de la mar;
naides me puede quitar
aquello que Dios me di;
lo que al mundo truje yo
del mundo lo he de llevar.
Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro del cielo:
no hago nido en este suelo
ande hay tanto que sufrir,
y naides me ha de seguir
cuando yo remonto el vuelo.
Yo no tengo en el amor
quien me venga con querellas;
como esas aves tan bellas
que saltan de rama en rama,
yo hago en el trébol mi cama,
y me cubren las estrellas.
Y sepan cuantos escuchan
de mis penas el relato,
que nunca peleo ni mato
sino por necesidá,
y que a tanta alversidá
sólo me arrojó el mal trato
Y atiendan la relación
que hace un gaucho perseguido,
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente
lo tiene por un bandido.
Nuestro poeta y periodista argentino José Hernández, nació en San Martín, Buenos Aires, el en 1834. En sus artículos periodísticos denunció los abusos e injusticias en el reclutamiento de gauchos para las campañas contra el indio. De esta atmósfera surgiría su obra más célebre, El Gaucho Martín Fierro (1872).
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