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jeudi 13 décembre 2012

Un jíbaro terminao

Un jíbaro terminao ¤ Baltazar Carrero Rodríguez


http://www.youtube.com/watch?v=T5KTekTUwTo ¤ http://www.youtube.com/watch?v=ob_StncGDPY

Del campo hablar sólo puede

el que en él haya nacido,

se ha criado y ha vivido,

y como yo, lo compruebe.

Ningún jíbaro se atreve,

darme detalle bien dado.

Yo hasta carbón he sacado,

así lo demuestro hoy,

por eso digo que soy

un jíbaro terminao,



Del campo nadie me diga,

que en eso yo puedo dar fe,

porque yo he talado en los cafés

y me han picado las hormigas.

El abayarde y las ortigas,

conmigo gusto se han dado,

con un avispero al lado,

y yo dejándolas que brinquen,

y eso se ñama en Borinquen

un jíbaro terminao.



En cuanto arrepunta el alba,

entra el pitirre a cantar,

me ve la gente pasar,

con mi mochila en la espalda,

en donde llevo la palba ,

de harina con bacalao,

y del buen café colado

mi botella preparada:

y eso lo ñaman para allá

un jíbaro terminao,



Con mi copla me consuelo,

cuando estoy en mi conuco,

enredado en los bejucos,

que no se me ve ni el pelo.

Trabajar así es mi anhelo,

con mi machete amolado,

y siempre voy preparado,

con mi lima en la cintura,

y eso se ñama en la altura

un jíbaro terminao,


El jíbaro es una mezcla de blancos, indios y negros que formaban la base de la población de Puerto Rico. También significa campesino.


El abayarde es una hormiga que pica fuerte.

El pitirre (Le Tyran gris ou Pipiri) es una ave pequeña, muy común en Puerto Rico.

La palba es una botella de café con leche, pan y bacalao; es el desayuno de los trabajadores.

 
  Baltazar Carrero Rodríguez nació en 1917, en el barrio Calvache de Rincón, Puerto Rico.

Su madre era costurera. Su padre era negociante y padecía de una hernia. Como no podía conllevar trabajos que requerían mucha fuerza, se dedicaba a negociar con animales, aves, gallinas, pollos y cabros vendía y compraba. Su papá también compraba y vendía carbón del pueblo de Moca. Su padre siempre le decía: Es mejor pasar un día sin comer antes de tener algo que no le pertenecía.

Para ese entonces, Baltazar recuerda que la música típica no se cantaba a menudo ni se escuchaba tanto por su lar. Sin embargo, se cantaban décimas en tiempos de parranda, cuando se cumplían promesas o durante la Navidad. Se cantaba el aguinaldo coro. Baltazar aprendió a escribir décimas con su padre. Su papa tocaba cuatro y conocía la décima; nació con eso. Nadie le enseño a cantar el estilo; “lo recibió del cielo”.





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