Soñé que el río me hablaba
con voz de nieve cumbreña,
y, dulce, me recordaba
las cosas de mi querencia.
Tú que puedes, vuélvete,
me dijo el río llorando.
Los cerros que tanto quieres,
-me dijo-
allá te están esperando.
¡Qué cosa triste ser río!
¿Quién pudiera ser laguna,
oír el silbo del junco,
mientras lo besa la Luna?
¡Qué cosas más parecidas
son tu destino y el mío:
vivir cantando y penando,
por esos largos caminos.
Tú que puedes, vuélvete,
me dijo el río llorando.
Los cerros que tanto quieres,
-me dijo-
allá te están esperando.
Tú que puedes, vuélvete,
"Los pueblos, los hombres se enfrían por ausencia de espíritu.
Pero estamos nosotros, con pedernal y yesca, con melodías y cantares, poemas y reflexiones, alto desvelo y sueños de todo tipo, para entibiar las horas de aquéllos que no quieren congelarse todavía."
Atahualpa Yupanqui.
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